EL TRENET
D. Rafael Alfonso Barbera, Cronista Oficial de la Villa, 1974, nos cuenta en este escrito cronológicamente histórico, la creación y el paso del trenet, hoy en día le llamamos "metro".
EL TRENET
Así,
en diminutivo; y no el de ahora, el de antes. Muchos aún recuerdan aquel tren
que parecia de juguete, arrastrado por una maquinita asmática y ruidosa y con
unos vagones que parecían sacados de un dibujo infantil. Un tren que avistado
desde lo alto del Calvario, surcaba la huerta, que parecia un mar de aguas verdosas.
Un tren de esos que dejan los Reyes Magos, y que los padres, bajo el pretexto
de aleccionar a sus tiernos retoños, se pasan las horas haciéndoles funcionar.
Y es que el tren tiene siempre el encanto de lo desconocido, de la aventura,
del espacio abierto, del amplio horizonte; y, también, la tristeza de las
despedidas y la alegría del retorno.
El
pequeño tren se detenía en la estación de Paterna por primera vez, y la pequeña
máquina, agotada, se tomaba un pequeño respiro y llenaba su ardorosa caldera
abrevando las aguas de nuestro manantial (aguas que ya habían sido traídas a la
población mucho antes, el año 1864). Y hubo sus discordias, porque el
Ayuntamiento, con muy buen criterio, pretendía que aquellos caballitos de
hierro, de vientre nunca satisfecho, pagasen el agua que abrevaban; pero ellos
se hacian los remolones (la Compañía claro está), hasta que se suscribió el
corres- pondiente contrato y todo se arregló a buenas, como deben hacerse las
cosas.
La
parada en la estación de Paterna y el refresco que suponía el agua cristalina
de nuestro nacimiento eran muy necesarios para poder afrontar con un relativo
éxito la cuesta de «Terra de Canters». Y allí eran los resoplidos, empujones,
gemidos, tropezones y heroicos esfuerzos hasta llegar a los frondosos pinares
de nuestro término, y desde allí, conpaso decidido, buscar la querencia del
campo de Liria, cuya estación era el término de tan duro viaje.
Quién
no recuerda la primera vez que, en dicho "trenet" (ya eléctrico) y
bien cogido de la mano de la madre, llegó a Valencia? El tren nos introducía en
un mundo desconocido, un mundo irreal y fantástico, que nos atraía y
atemorizaba a un mismo tiempo. Después de verlo sus imágenes quedaban
reflejadas durante días y días en la pura retina del niño.
El
"trenet" fue una gran mejora, qué duda cabe; pero no todos lo
tomaban, o no podían permitirse el lujo de tomarlo. Eran otros tiempos. Antes
de despuntar las primeras claridades del alba, muchos trabajadores, albañiles
sobre todo, bajaban hacia Valencia por la senda del «Canyaret». Y después de
una laboriosa jornada, con paso más o menos cansino, más o menos vivaz, según
la edad o el estado de ánimo, por el mismo camino a casa, a Paterna. Eran otros
tiempos, ¿qué duda cabe? La
traída a la población de las aguas del nacimiento del Barranco de la Fuente, y
el ferrocarril, fueron las dos grandes mejoras que hicieron progresar a Paterna
durante el último tercio del siglo XVIII. Debido a estas mejoras comenzó la
inmigración, se incrementó notablemente la industria de la construcción, se
estableció entre nosotros una selecta y numerosa colonia veraniega que perduró
hasta los años treinta (1930), aunque los descendientes de alguna de aquellas
familias aún nos siguen honrando con su predilección y se sienten tan
paterneros como el que más. También el ejército se fijó en las buenas condiciones
naturales de Paterna, acrecentadas por las mejoras descritas, y fueron
numerosas las fuerzas del mismo que vinieron a residir aquí en modernos
acuartelamientos rodeados de extenso campo de tiro y maniobras. Por el tiempo se mejoró la línea, las
instalaciones y el material, hasta llegar al tren eléctrico que conocimos en
aquel entonces, y hoy tiene, dentro de nuestro término, nada menos que cinco
estaciones.
La
estación de campamento, inaugurada por el general D. Miguel Primo de Rivera en 1928;
la estación de Paterna, la más antigua, inaugurada el 22 de Abril de 1888 (más
adelante conoceremos detalles de su inauguración); el apeadero de «Fuente del
Jarro», construida entre 1961 y 1962, que ha cobrado enorme importancia debido
al polígono industrial; la estación de La Cañada, inaugurada en 1924, cuyo
origen se debió a necesidades técnicas cuando la electrificación y alrededor de
la cual pronto surgió lo que en la actualidad ha llegado a ser una incomparable
zona veraniega y residencial, y el apeadero de la urbanización de Vallesa, el
más moderno. Posteriormente todas las estaciones sufrieron renovaciones en sus
edificios.
Este
tren ha pasado por épocas de verdadera decadencia; pero hoy vuelve a adquirir verdadera
importancia. Se ha llegado a hablar, con bastante fundamento, de la unión, por medio
de un suburbano, o ferrocarril de otro tipo, a través de la ciudad de Valencia,
de las líneas que confluyen en la estación del Puente de Madera con la línea de
Villanueva de Castellón. Esa sí que sería una gran mejora para toda la comarca.
Todo
lo que queda dicho, bastante conocido por cierto, no es más que un preámbulo para
llegar al final, en el que reside, verdaderamente, lo interesante de este
artículo: la inauguración de la estación de Paterna, y eso sí que nadie lo
pueda recordar y quizás nadie tenga noticia exacta de ello. Pero esto, como es
muy natural, no lo voy a contar yo, nos lo contará el señor que entonces era
secretario del Ayuntamiento de Paterna, D. Francisco Garcia Montaner, por medio
de un acta que no tiene desperdicio. Veamos:
«Sala
capitular de la Villa de Paterna a veinte y dos de Abril de mil ochocientos ochenta
y ocho (1888). Reunidos en la misma los Señores del margen componentes de la mayoría
del Ayuntamiento Constitucional, bajo la presidencia del Señor Alcalde D. Domingo
Vila Bellver se dio principio a la sesión por la lectura del acta anterior, que
fue aprobada. Leyéronse los últimos Boletines oficiales, a los que se acordó su
más exacto cumplimiento. Por el señor Presidente se manifestó que para memoria
y conocimiento de nuestros sucesores debía reseñarse el grande acontecimiento
que ha tenido este día en esta Población: A las once de la mañana se ha constituido
la corporación que tengo el honor de presidir acompañada de su secretario y contribuyentes,
banda de música de Otumba y la mayoría del vecindario en la Estación del Ferrocarril
económico de Valencia a Liria situada en el camino de Cuart y campo de
propiedad de D. Enrique Trénor Bucelli; y a las once y media de la mañana se ha
oído por primera vez el silbido de la locomotora que arrastraba los coches
elegantes que conducían a los Excmos. Señores Gobernador Civil y General
Gobernador Militar, al Consejo de la Sociedad Valenciana de Tranvías
Valenciano, Las Provincias, el Correo y la Correspondencia y otros muchos convidados.
Estos ilustres Señores al apearse en la Estación han sido recibidos por el Ayuntamiento
a los acordes de la banda militar y al disparo de una grandísima traca y morteretes
y con atronadores vivas; de allí se puso en marcha la comitiva y se personó en el
salón consistorial en donde había preparada una elegante mesa y donde se sirvió
una suculenta paella a la valenciana, pescado a la Mayonesa y filete de ternera
a la Inglesa, con frutas, vinos de todas clases, dulces, licores, cigarros
habanos y café. Al descorcharse las botellas de champagne abrió los brindis el
Excmo. Sr. Gobernador Civil de la Provincia, siguiéndole el Gobernador Militar,
el Diputado Sr. Vilar, los Directores del Mercantil y de Las Provincias, el
Secretario del Ayuntamiento, el Sr. Madariaga y muchos de los concurrentes,
brindando todos con elocuentes palabras alusivas al acto, cerrando los brindis
el Sr. Alcalde D. Domingo Vila que presidió la mesa por iniciativa del Excmo.
Sr. Gobernador Civil de la Provincia que le correspondía; la mesa estuvo servida
por cinco elegantes jóvenes de la Población vestidas con trajes de labradora.
Terminada la comida dichas autoridades y demás concurrentes dieron las más
expresivas gracias al Ayuntamiento por tan brillante obsequio y por la
felicidad de tener ferrocarril esta Población mejora que le dará mucho provecho,
nombre y engrandecimiento. Al anochecer fueron despedidos dichos señores en la
Estación por el Ayuntamiento y vecindario con sumo placer y alegría. El
Ayuntamiento por unanimidad acordó hacer suya esta memoria y firmarla para que
quede archivada en su archivo como documento histórico para la posteridad, de
todo lo cual yo el Secretario certifica».
Un
gran día para Paterna, no cabe duda. Y como era deseo del alcalde que quedara reflejado
el acto de la posteridad, por eso lo he sacado a relucir. Yo creo que recordar
de vez en cuando a nuestros sencillos antepasados, sus problemas y sus éxitos
es algo francamente aleccionador y positivo. Tal vez ello nos conceda nuevas
fuerzas para lograr nosotros, también, cosas que sean dignas de pasar a la
posteridad.
Rafael
Alfonso Barberá
El
Cronista Oficial de la Villa - 1974
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